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lunes, 27 de mayo de 2013

Se comparte... Dos recetas con betabel

En estos dos últimos meses, por cualquier lígero descuido en mis costumbres alimenticias de alto nivel kaloríco, y por el empuje (me imagino) del retrovirus que busca un rincón por dónde atacar, teniendo yo mis defensas blindadas al máximo, mis unguentos caseros y cremas de la Paris o de mi abuela vecina ex enfermera, he tenido fuertes infecciones y dolores en la boca y los dientes, así como en el ojo, entre otros padecimientos. 

Como en este momento mis medicinas son los nutrientes naturales de la Merced, a cada reclamo infeccioso de mi cuerpo medito sobre la alimentación, el nivel de tabaquismo, etc., en los días anteriores. 

En dos ocasiones los dolores surgieron en el diente, en el lugar de una carie que ha sido empastada con un metal barato en el IMSS y que se me debe de haber caido, problema que nunca atendieron en la Clínica dizque especializada Condesa dado que no seguía el tratamiento puesto que nunca me dieron mi diagnóstico completo, es decir mis resultados de CD4 y carga viral de abril y agosto del 2012. 

En esas dos ocasiones y otras en donde el dolor era más ligero, había comido unas galletas con chocolate, de las más baratas y succulentas del super más cercano, y obviamente sabía cual era la razón de mi tormento dental. 

Pero reflexionando también me daba cuenta que no meramente era por haberme comido media caja de galletas de chocolate de baja calidad y con mucho azucar, agresivo para cualquier ser humano, y más ofensivo aún para una persona que tenga el sistema inmunológico atacado o deprimido; sino que además ocurría en un momento en que, si bien había comido una cantidad generosa de proteinas animales y cereales, había descuidado por unos días las verduras verdes (acelgas y espinacas, sobre todo), y la joya de las autodefensas: el betabel o la remolacha en el castillano castizo. 

El azucar refinado baja el nivel de plaquetas, pero a la vez es necesario sustituirlo. El betabel ayuda a subir el nivel de plaquetas, entre otras propiedades. Ha sido utilizado en los inicios de la epidemia por personas infectadas por el VIH, ya se reconocieron sus efectos sobre la generación sanguinea.

No hay duda: en los días siguientes de esas reflexiones, fui directo al mercado de la Merced, me compré mi kilo habitual de betabel semanal, lo coci y multipliqué los jugos y las ensaladas con remolacha durante dos días. Y me sentí mucho mejor al día de retomar mis habituales recursos naturales.

La tercera vez que me enfermé, hace unas semanas, no estuve comiendo nada que llevara azucar refinado. Sencillamente, se me acabó cayendo parte del empaste: esta vez el dolor ya no era localizado, y se acercaba al nivel de la tortura. Ni el paracetamol podía aliviarme. Yo pensaba que era solo que se me había "abierto el diente" (no podía comer en esta parte por el dolor), y hasta después entendí que más bien el empaste, con Mercurio, al haber caido (en parte), había debido infectarme (ver en cualquier página sobre la Infección de Mercurio).

Encontré una caja de antibióticos que me habían recetado de más la primera vez que acudí para que me atendieran el problema en la Clínica eSpecial Condesa, en febrero de este año, y proseguí con mi regimen forzado de betabel, sabila, mucha fruta...y, tengo que añadir y confesar (ya que no me oyen los médicos)...algo de motita*.

Dadas las propiedades del betabel, y su sabor y textura especiales, no puedo sino recomendar mis tratamientos económicos y alcanzables, pueden ayudar a fortalecer cualquier persona que tenga debilitado su sistema inmunológico:

 Primera receta: 
Jugo de Betabel con Naranja y Plátano

  •  1 plátano
  •  medio betabel (de los de tamaño normal)
  •  dos vasos de jugo de naranja (yo uso el de Jumex, pero si es natural mejor)

Al jugo de naranja se le echa el medio betabel, el plátano, y tras unos segundos en la licuadora, se obtiene un zumo de textura agradable, de color rosa, como para empezar el día con la sonrisa. 

Este jugo tiene varias vitaminas, las cuales se absorberán mejor con el betabel / la remolacha, y el plátano tiene potasio a su vez potenciado por ésta.

Segunda receta: 
Ensalada de betabel con mango, atún y avena

  • 1 betabel o 2 
  • 1 mango 
  • 1 lata de atún del Rincón del Mar del Super  
  • 1 puñadito de avena 

Se va cortando el betabel en trozitos, el mango en pequeñas rodajas, y se le pone el atún. Se le echa un poco de avena por encima.
Con aceite de oliva o una vinagreta, pan y hambre, se comete con gusto y ganas de repetir antes de haber empezado! 

 Bon appétit y saluz!

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