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jueves, 4 de octubre de 2012

Jugo de betabel con fruta - Activar nuestro sistema inmunológico

Hace muchos años, cuando todavía la palabra SIDA no había sido sustituida por el término VIH en los discursos sociales, y que el mismo drama de ser infectado afectaba al sistema inmunitario de uno por el temor a la muerte súbita, por falta de información sobre el nuevo padecimiento que tal la lepra, había arrancado a los amantes, a los amigos, a los cuates de los panas de los amigos de toda la vida, al menos de una vida homosexual muy intensa, de fugitivos ligues compartidos y viajes y saunas y baños de vapor, en fin, cuando la pena y la carencia de unas orientaciones (médicas, psicológicas, etc) para atender el diagnóstico (y su noticia), los más viajados e informados, los más preparados, los militantes, empiezan a redescubrir algunas recetas de abuela, a buscar información sobre formas naturales de cuidado, para fortalecer lo más posible su sistema inmunitario.
                                               
SOMOS LO QUE COMEMOS
Soy de los que piensan que no existe más separación entre cuerpo y alma, entre vida y muerte, que la analítica, porque nuestro modo de pensar es dicotómico. Nos es difícil, muy difícil, aceptar que la vida es un aprendizaje, celular también, de la muerte. La experiencia de la muerte como tal no existe...sino en la vida misma! O admitir que las dimensiones materiales y emocionales (o espirituales) están conectadas e incluso, estoy cada vez más convencido, tan interdepedientes que no son sino la misma cosa, su distinción siendo el resultado de varios siglos de ideologías racionalistas, negociadas con simbologías católicas, para hacernos creer que nuestros actos no tienen ninguna trascendencia en un más allá, una matriz a la que pertenecemos todos, junto con los demás elementos de la diversidad "material" e inmaterial planetaria de los que también estamos en parte hechos (somos un conjunto de células, al igual que los árboles o los mariscos). Somos lo que comemos...y en este sentido, somos un producto de la tierra y de sus universos vegetales, minerales y animales.

Cuando todavía no existían los ARV, las personas afectadas por el VIH, para fortalecer su sistema inmunitario, es decir, subir al máximo sus plaquetas y mantener sus CD4 a buen nivel, fueron utilizando terapias nutricionales, marginales y marginadas, todavía hoy, de la atención al VIH por el privilegio del que goza la medicalización en nuestros sistemas posmodernos públicos o semi-públicos, estatales, de salud. Así, desde Europa un militante y artista gay mexicano, a finales de los 80, escribe que come mucha fruta y llega a beber varios litros de betabel al día, la cual es buena para la sangre y la absorción de proteínas. Coincido con él: un jugo de betabel con plátano y naranja sabe delicioso, y parece una buena mezcla para absorber la fruta y el plátano. Son varias vitaminas y potasio, además de todas las propiedades de la remolacha. Creo que este conocimiento perdido, ya que convertido en innecesario por la aparición de ARV, tratamientos sobre los cuales se centra mayoritariamente la atención sanitaria pública en México, debe de documentarse, recuperarse, y poder incorporarse en las formas de vivir el VIH en México. En Veracruz, casualmente, mientras estaba viendo, en un herbolario, complementos que pudieran aumentar mi nivel de absorción de las proteínas, conocí a unas mujeres, que llevaban varios años viviendo con cáncer, sin tratamiento médico "tradicional" (es decir, más bien, occidental), y que seguían varias terapias, tanto emocionales, como nutricionales (plantas, complementos, etc). 


Iré introduciendo e integrando progresivamente la información que fui descubriendo a partir de estas pláticas, en webs sobre nutrición o de medicina, lo que fui aprendiendo de mis propias experiencias, así sobre las posibilidades empíricas de dichas terapias alternativas, naturales y poco costosas, que pueden completar los efectos de tratamientos médicos, los cuales se enfocan en evitar el mayor desarrollo del VIH, y no tanto en el fortalecimiento del sistema inmunológico para elevar el nivel de CD4 y nuestras defensas. 

DIETA BALANCEADA
El sistema inmunitario necesita de una dieta balanceada (nivel equilibrado de componentes vegetales, minerales y animales), compuesta de una cantidad dada de raciones de proteína animal contra otras tantas de cereales, y lo mismo de frutas y verduras.

En mi caso, se me bajaban las plaquetas; además tenía graves problemas estomacales y acababa de tener una hemorragia interna de origen desconocida, por la cual había sido ingresado a urgencias. La nutricionista me recetó 6 comidas al día: 3 completas, 3 pequeñas. Del betabel sacaba mi ración de verdura por la mañana, la fruta del jugo, el jamón y el queso del sandwich me proporcionan las proteínas animales y las vitaminas básicas. Una manera de blindar el organismo, además de recuperar peso. Cada 3 horas, la proteína animal (que no absorbía bien) iba proporcionándome las energías que necesitaba, re-equilibrando la máquina de cierta forma.

En cuanto a las proporciones de la dieta que al principio se me proporcionó, me parece recordar que, en las comidas completas, eran 2 porciones de verdura, 1 ración de fruta contra 2 o 3 raciones de proteína animal (queso, yogurt, carnes, pescado, etc, sobretodo los mariscos tienen mucha proteína, el atún también) y 1 o 2 de cereal. Yo a esto le añadiría aguas minerales, algunas bebidas para deportivos. He descubierto que los sueros en botella, de algunas marcas, son muy buenas. 
A esas comidas completas se añadían las pequeñas a media tarde, media mañana y antes de dormir: 1 de cereal y 1 de proteina animal (leche con cereal, sandwich con queso y jamón de pavo, por ejemplo). Al principio era difícil: no tenía hambre, o tenía hambre todo el día!! O ganas de otra cosa...¡de azúcar más que de carne! 

He ido adaptando esta dieta en función de 1) mi dieta en la infancia (¿qué comía en la infancia y adolescencia que no como en estos momentos?, ¿qué me falta?; 2) cómo me sentía (mareos, diarreas, etc), llegando a darme cuenta de los momentos en que se me habían bajado las plaquetas y relacionándolo con lo que había tomado en las horas anteriores...y me daba los pequeños mareos, empezaban otra vez los desequilibrios en el andar, me sentía horriblemente cansado precisamente a las 3-4 horas de no haber tomado la proteína animal acompañada de su cereal. Entonces empecé a entender que era más o menos un ciclo de absorción, digestión y parcial "uso" de aquellas últimas proteínas ingeridas. Como un motor, y como para él de un bebé, mi cuerpo necesitaba cada tres horas su gasolina. Así fue cuando empecé a tomarme en serio -a tener fe en- lo que me había recetado la nutricionista.

Con ese plan, subí mis plaquetas a un nivel normal en muy pocas semanas, recobrando progresivamente mis fuerzas. Las diarreas fueron disminuyendo, y hoy en día no tengo, salvo cuando me descuido, problemas de digestión ni padezco riesgos de desidratación. Y sí, no solo volví a recobrar mi peso en dos meses, sino que subí a una cifra record! Si lo volví a perder luego, es precisamente por descuido, por impaciente, porque hay momentos en que no tengo hambre; ahora bien, los efectos de las terapias nutricionales sobre el sistema a menudo se notan hasta después de muchos meses de cuidados. Es decir, si de repente salgo dos días seguidos a bares, tomo mucho alcohol (el cual baja las plaquetas, unas bebidas más que otras), como poco, o solo unas porciones de carne, pero no cuido lo demás, mi esfuerzo de varios días, quizás semanas, se vuelve inútil e impróspero. O si me salto una comida...

El cuidado de la salud alimentaria pasa por una responsabilización, implica modificaciones en nuestro comportamento y modo de vida. Una concientización del grado de riesgo que conllevan nuestros hábitos sobre nuestra salud. Implica conocer las propiedades y efectos de lo que comemos, para poder actuar en función de cómo nos sentimos a la hora de elegir nuestro menú. Por ejemplo, rápidamente fui adaptando a la situación los consejos de la nutricionista: cuando bebo cerveza, como más carnes (cada litro de cerveza calculo dos raciones más de carne o proteína animal) y tomo mucha agua al llegar a casa. Si no lo hago así, al día siguiente me suelo sentir muy cansado, el cuerpo dolido e...indispuesto estomacalmente. Así me evito la diarrea, que incentiva los problemas de absorción, e implica un riesgo de hemorragia. 

Al blindarse uno el estómago con los minerales y las vitaminas de la verdura, garantiza una mayor digestión y asimilación de los demás componentes necesarios al mantenimiento de un sistema inmunitario fuerte (los cereales y las proteínas animales). Cuando me duele la cabeza, suele ser por abusos en las proporciones de grasas y carnes, o después de comer algo que llevaba mucho azúcar o cualquier otro ingrediente que me bajará el nivel de plaquetas. Meramente tomo medicinas cuando realmente es dolor es inaguantable, cuando la nausea no pasa después de un tiempo. En general comiendo mejor y algo fácil de digerir se me pasa.


LAS PROTEÍNAS ANIMALES
El pavo tiene más tipos y cantidades de proteínas que las demás carnes, aunque menos que muchos pescados y mariscos, y se absorbe más fácilmente; es más digestivo todavía que el pollo. En general me recomendaron evitar las carnes grasientas, preferir las molidas, porque las grasas (aceites) de la cocción inhibien su asimilación, y se pierden también parte de las proteínas aprovechables de la carne, además de que causan problemas de colesterol, de circulación sanguínea, cáncer, etc. 

Claro: en mi caso, como no comía carnes ni como huevos, significó un drástico cambio en mi dieta el comer tantas raciones de proteína animal. Ahora me encanta el pavo en pechuga cuadrada presentada en paquete de 200 gramos del Oxxo (lo confieso), y me alimento con mucho pollo, carne picada (de vacuno), evito el puerco (mucha grasa, poca proteína, es una carne pobre...de ahí quizás, que sea la más barata en cualquier lugar del mundo). Pero creo que cada uno se tendría que hacer su mapa alimenticio, según sus carencias, necesidades, costumbres de pequeño, esfuerzo físico y horarios... A mi faltaba hierro y otros minerales, y además de los aportes del huevo. Ahora me hago más crepas con mucho queso y jamón de pavo, de vez en cuando me hago pechugas de pollo empanizada, para así integrar el huevo a mi alimentación (tengo cierto grado de intolerancia al huevo: no lo puedo comer sólo, pero sí mezclado). 


LA VERDURA Y LA FRUTA
La verdura no es...la lechuga que te ponen en el taco o en el sandwich! O sea, verdura, con hierro y demás minerales que uno necesita para blindar su sistema inmunitario. Son varias familias: las verduras...verdes tienen un alto nivel de hierro, magnesio, y otros minerales imprescindibles para la vida humana, para el fortalecimiento del estómago, para la digestión: las acelgas, las cuales tienen una gran proporción de hierro y son digestivas, sobre todo en cremita (batida con un poco de crema, una pizca o dos de sal, pimienta negra), luego las demás verduras verdes y blancas: espinacas (algo menos de hierro que las acelgas), el calabacin, el puero, con menores cantidad de hierro y menos difestivas. 
Luego estarían las verduras...blancas: la col, el coliflor, el nabo...La vitaminas B de la zanahoria y de la cabalaza (que en México llaman "castellana"), también, son fundamentales ya que su carencia impide la buena absorpción de las proteinas animales y sustitutas (algunas algas, las legumbres y ciertos cereales tales como las lentejas y el frijol, sustituyen en parte las proteinas animales...aunque algunos vegetarianos y veganos acaban padeciendo de graves carencias después de unos años de no comer carnes/productos de proveniencia aninal).

En cuanto a la fruta, se merece un capítulo especial y aparte, ya que, al parecer, a menudo algunas frutas son más aprovechables por nuestro cuerpo tomadas aisladamente o según los otros alimentos con los cuales van acompañadas.


CEREALES, FRUTOS SECOS Y LEGUMBRES
A todo esto se añaden unos complementos importantes, que aportan otras enzimas que van a reaccionar con nuestros aportes minerales, vegetales y animales. Así la serotonina del cacao, de la nuez y de la almendra, así el azucar no saturado de la fruta seca. La serotonina es aquel elemento que actúa sobre la regulación del apetito, del sueño y del deseo sexual, y por ende, nuestros estados de humor y nuestras emociones.

Podemos recomendar un yogurt con pedazitos de nuez y unas pasas, con un poco de coco rallado, frutas y algo de miel, variando los cereales, de preferencia integrales, entre la avena que contiene hartos carbohidratos, mucha proteina, vitaminas B1 y B6 así como calcio en bastante candidad; y el amaranto, tan central en las costumbres y la religión mayas, siendo el principal aporte de proteinas de los pueblos centro-americanos hasta la colonización; por citar algunos ejemplos más empalagosos de la geografía del cereal y de sus propiedades tan completas.


LA QUÍMICA ALIMENTICIA
Dos factores más influyen en la manera en que los alimentos van a poder ser digeridos y asimilados por nuestros cuerpos (además de tener determinar en parte el sabor de los alimentos) : el tipo y el tiempo de coción por una parte, y las mezclas por otra. 
 En caso de tener problemas estomacales, úlceras, etc. (sintomas de infección por VIH), nos suelen recomendar evitar comer la fruta, la verdura o la carne sin cocer, ya que es poco digestivo, y hasta agresivo, para el estómago. Se acabaron las ensaladas de tomate-aguacate-pepino-lechuga acompañada de vinagreta a la hora de la cena! El tomate es agresivo para el estómago, el pepino y la lechuga son muy pobres, el aguacate es una fruta grasienta y algo inutil... Pero cuanto más tiempo de cocción le demos a nuestro platillo, menor es el "aprovechamiento" de las proteinas vegetales (se queman y evaporan). Yo intento aprovechar cada porro de la verdura o de la fruta, ya que hago muchas cremas (reaprovechando el agua de la coción: solo se pierde lo que se evapora al hervir), y compotas de manzana y perra.

Por otro lado, las verduras y las frutas se asimilan mejor cuando están molidas (o cocidas en agua). Y la mezcla entre distintas verduras, entre verduras-legumbres-carnes-cereales, suele potenciar el efecto de cada proteina: de ahí que lentejas con carne más arroz sea una mezcla muy apropiada a quien quiera subir de peso o potenciar su organismos (deportistas, etc...). Se puede hacer un guiso de pollo con fruta (manzana, mango), cebolla, calabacín, y el tomate cocido ya no está tan agresivo. Le añadimos agua a todo esto tras freirlo con muy poco aceite y algunas especias y un poco de maizena, chiles, pimienta, lo tapamos. Se va haciendo una buenisima salsa y se cocen juntos la fruta, la carne y la verdura, a lo que añadiremos una ración de arroz para completar el menú: según parece, el efecto se multiplica por la mezcla.


Aunque, cuando empezamos a perdernos en la química alimenticia, en las distintas propiedades de cada proteína, y a su vez de las celulas que las componen a un nivel más bajo, acabamos percatándonos de que ésta es mucho más compleja que lo que nuestro cerebro pueda masticar, y supongo mucho más variada, subjetiva, sujeta a cambios y a influencias de múltiples índoles, que lo que las recetas puedan preveer y explicar. 

En las próximas semanas, iremos viendo con mayor precisión cuáles son las propiedades de los distintos cereales, de algunas plantas, en especial de la sábila, de raíces (patatas y batatas, betabel), carnes y legumbres, así como sus supuestos efectos sobre la maquinaria individual. Les dejo saboreen la idea...  
Reno. 

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