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martes, 7 de mayo de 2013

Se convocan a participantes y corresponsales

Diversas convocatorias de interés par RicVih y cualquier persona que tenga a bien de defender y ejercer sus derechos a la salud y demás derechos humanos inter-conectados con el acceso al goce integro del bienestar y de la salud:

- La primera, en RicVih seguimos buscando a persona seropositivas o no, y que vivan con SIDA para que nos cuenten sus experiencias de discriminación en centros de salud públicos y servicios privados del Sistema Nacional de Salud México, incluyendose la Clínica dizque Especializada Condesa entre los entes denunciables, claro está. 

- La segunda, nos viene del Centro Universitario de San Francisco, California: se trata de una encuesta a personas con vih-sida, virtual, que se puede realizar a esta dirección y que permite recabar información anónima y confidencial sobre los procesos de sero-socialización en clínica, centros de salud y demás; acerca de la relación con los médicos, el infectólogo, las enfermedas y demás prestadores y directivos de centros de salud especializados o no en la atención del VIH y del SIDA. 

La idea es precisar cómo los individuos viven en sus propias, todos estos procesos que empiezan desde el momento en que te etiquetan (miembros del sistema de salud o reabeatas activistas) hasta cuando te rechazan la atención integral por no saber explicarte la urgencia y prioridad de tratamiento. 

- Finalmente, en esta misma línea de fomentar una cultura de la denuncia, que rompa la barrera bien policiada del estigma, los aprovechamientos económicos y sociales del cuatismo, de la corrupción, y demás actos de tortura contra la democracia, que traspase las fronteras del silencio y el visado discursivo e ideológico de las letras eSas muertas que todo lo piensan controlar, está la posibilidad de hacerse voluntariamente Corresponsal Clave para la organización Alliance International, más info acá.

Les mando unos responSables y conScientizados saludos, como siempre, de los más cargados*

Reno* 

viernes, 5 de abril de 2013

Respuestas Nacionales y Globales al VIH-sida: nuevas herramientas en el blog.

Se inauguran dos nuevas "herramientas" en el blog: webs amigas, de información sobre políticas subjetivas y más colectivas para luchar contra el VIH-sida, instituciones de defensa de Derechos Humanos y que están para proteger nuestros derechos en las múltiples lesiones que padecimos y que impiden o limitan nuestro acceso a la salud.

Por otro lado, iré enlazando documentos, normas, leyes, referentes a la salud, a la medicación, a la medicalización de la salud sexual y de la sexualidad y al vih-sida

Las dos nuevas herramientas se encuentran en el panel izquierdo del blog.

Saludos más saludables y positivOs. 

Reno* 

 
 


lunes, 25 de marzo de 2013

Las contradicciones del "Modelo CHECCOS".


Estimad@s y escas@s lector@s,

Tenemos una quincena santa con hartas actividades de divulgación, talleres de expresión escrita, momentos dedicados a compartir con Ustedes la información más relavante acerca del proyecto de los "desaparecidos de la Condesa". 

Primero, publico un correo mandado hoy a los responsables del proyecto destinado de la recuperación de ex usuarios de pruebas de VIH-sida de la Clínica Especializada Condesa, en la Ciudad de México, Distrito Federal, al Comité Humanitario de Esfuerzos Compartidos contra el VIH-sido (CHECCOS), de Guadalajara, ya que me parece que es importante compartir la critica hacia el modelo de intervención que este grupo está adoptando y con respecto a su participación en la problemática del no-respeto del anonimato en aquel centro de salud especializado en la prevención y atención del VIH-sida.

Esta semana, reanudaremos también con nuestra saga social sobre VIH-sida, discriminación, estigma y muerte en la República Méxicana (segunda parte), emprenderemos una asesoría virtual sobre las formas, los lugares, y los objetivos de las quejas y reclamaciones en relación las distintas violaciones que podemos padecer en la atención al VIH, alimentaremos el vocabulario con el término de Yatrogénesis, evocando, con Illich, los efectos negativos de un maltrato médico en la salud de un@, y finalmente estaremos publicitando el Primer Informe Alternativo sobre Crímenes de Odio por Homofobia y Transfobia y Asesinatos en contra de las Minorías Sexuales en la Ciudad de México, 1995-2012, en cuyas páginas plantearemos, la semana que viene, cuáles son los determinantes de la mala cuantification de los mismos, y veremos en qué medida los asesinatos contra las minorías sexuales se vinculan, o no, con el VIH-sida. 

Les agradezco de antemano su participación, intervención, comentario, reflexión y crítica. 

 

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Estimad@s compañer@s, 

Desde el DF, me dirijo hacia Ustedes en referencia a un acto de violación de mi vida privada que tuvo lugar el día 20 de agosto del año pasado, día en que me sorprendió una llamada telefónica que con el mediodía venía recordándome desde, supuestamente, la Clínica Especializada Condesa (CEC) y por un parte del encuestador V., que tenía en mano un diagnóstico positivo desde el 28 de marzo del 2011, el cual me había sido anteriormente comunicado, vía oral, por un Consejo del Servicio de Pruebas de la CEC, desde finales del mes de febrero 2012. Tras confirmar mi nombre completo y con voz asustada citando el resultado positivo de una prueba anónima realizada en la Clínica Condesa un año y medio antes, me preguntó en dónde me estaba atendiendo, y en seguida qué antirretrovirales estaba tomando.

Asustado por la pregunta, molesto por la falta de discreción, perplejo ante estas preguntas evasivas, disgustado por la contradicción (si me llamaran de la CEC, ¿por qué hacerlo desde un teléfono celular? ¿Por qué, entonces, el encuestador no sabe que soy paciente de la CEC?), le contesté que no entendía por qué me estaban haciendo estas preguntas ya que precisamente estaba atendido en la misma CEC, para luego preguntarle dónde habían obtenido mi número de teléfono celular, ya que nunca lo proporcioné a la CEC, y menos en el momento de hacer una prueba (supuestamente) anónima. 


Unos días después, puse una queja en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, por violación de la confidencialidad de una prueba anónima de VIH, apuntando que éste se vinculaba, además, con la violación de mi derecho a la intimidad, puesto que no di mi consentimiento para que me solicitarán con el fin de contestar a unas preguntas relacionadas con mi diagnóstico, y subrayando, también, el uso indebido de un dato que yo no señalé a la CEC, proporcionado por una tercera persona, que yo sospecho me conoce, sabe que tengo VIH, y está relacionada personal o profesionalmente con la CEC y la organización o los individuos que colaboran con ésta en el marco del Programa de VIH-sida del Distrito Federal. 

La primera diligencia que realizó el abogado de la CDHDF fue mandar un correo, el 9 de octubre de 2012, el cual a continuación me enseñó, al señor David Kelvin, de la organización Letra S., el cual es responsable del Módulo de Derechos Humanos de ésta en la CEC, solicitándole información acerca de aquella llamada y del proyecto de encuesta. David Kelvin, que indirectamente era mi compañero de trabajo en este momento ya que yo me encontraba trabajando con Alejandro Brito y Rodrigo Parrini sobre “crímenes de odio por homofobia en México D.F.” (proyecto realizado para Indesol), le contestó vía mail y en menos de dos horas (rapidez y efectividad que más que calificar el servicio dado, refleja la cercanía de Letra S. con los responsables del proyecto), lo siguiente:


“Es un proyecto realizada en la CEC con el fin de recuperar al 50% de la población que tiene algún resultado positivo y no habre (sic) expediente. Este proyecto de basa en el consentimiento que proporciona el usuario al momento de realizarse la prueba. Como principal estrategia tiene el contacto telefononico (sic) con el usuario que proporcionó el número, en caso de requerido, dan contención emocional (…). “Los pares que realizan esta actividad no proporcionan datos, es el usuario quien los aporta, teniendo la posibilidad de negarse a proporcionárselos”



Según la información que obtuvo y reportó amablemente David Kelvin, se habían realizado 3000 llamadas a 2000 usuarios, y se reincorporaron a 500 a la CEC. No sé si, al igual que para mí, se obtuvieron los datos telefónicos de las personas sondeadas por medios silenciados e indiscretos, pero a la par con el aparente descontrol de quienes fueron los supuestos "pares", me llama la atención, en particular, que en una prueba anónima se haya podido solicitar, a 2000 usuarios del Servicio de Pruebas y Consejería de la CEC, sus datos telefónicos, además de sus nombres y apellidos. Se me dificulta pensar en efecto que, dadas todas las normativas internacionales y nacionales que consolidan el derecho a la confidencialidad para las pruebas de VIH-sida, se esté violando, desde la raíz, tal derecho individual, y me extraña aún más que dicha violación se haga en el marco de un programa público de control de la epidemia, y que forme parte de un protocolo producido por una organización con la trayectoria y experiencia de C.H.E.C.C.OS. ¿Con qué autoridad se arriesgan Ustedes a violar la intimidad de usuarios de un servicio de pruebas anónimas? La “intervención” de CHECCOS está vulnerando los derechos individuales de las personas positivas y poniendo en jaque los principios éticos y metodologías sensibles que ustedes mismos defienden, aplican o buscan proteger. 


Por otro lado, ¿cómo pueden argumentar los responsables del estudio de la Secretaría de Salud, aparentemente realizado por Ustedes, que la persona que realiza el contacto telefónico no proporciona datos, o que deja la posibilidad a la sondeada de no proporcionarlos, cuando lo primero que hizo, siguiendo su cuestionario, fue usar un dato personal mío que no confíé a la CEC, para luego confirmar mi nombre completo, y finalmente preguntar en dónde me atendía y qué antirretrovirales estaba tomando?. El compañero “Villanueva” que me llamó, ¿no respetó el protocolo? Si es un “par” mío, debería de conocerle, al menos, ¿no? O ¿quién es el “par” que facilitó mi teléfono para que otro par suyo, compadeciéndose de un año y medio de tardanza de la CEC por resolver y atender mi diagnóstico, me llamará a re-integrar el programa de salud de la ciudad de México? Si este par actúa de manera tan amistosa, ¿por qué proteger el anonimato suyo y el de la persona que le administró mi número de teléfono en mayor medida que se protege mi propio derecho a la intimidad?


Además, por haberla padecido, me parece que la estrategia empleada por C.H.E.C.C.O.S. en este proyecto es totalmente antiprofesional. Se sirvieron de un diagnóstico positivo ya viejo para asustar y molestar a las personas cuando éstas nunca habían sido contactadas en un año, dos años o más, por la CEC para su atención; no consideraron siquiera unos mínimos principios de ética profesional, tampoco observaron los requerimientos consensuados para cualquier investigación que se efectúe por medio telefónico en México (pueden consultar las directrices principales en la web de la Asociación Mexicana de Agencias de Estudios de Mercado y Opinión Pública: www.amai.org). No prestaron atención al (posible, puesto que la persona no ha vuelto a atenderse a la Clínica Condesa) contexto social e individual de estigmatización y discriminación. Es decir: con su llamada, sus preguntas invasivas, el uso de la mentira (el encuestador o becario no es personal de la CEC y llamada desde un teléfono de tipo celular), se arriesgan a desequilibrar (aún más) la balanza de la reacción al diagnóstico hacia el rechazo, ahuyentando al individuo y alejándole más de la atención y de los servicios de salud. 

Como sociólogo, por haber trabajado sobre la cuestión del impacto del estigma sobre los comportamientos de riesgo, la vulnerabilidad de las minorías sexuales y su acceso a los servicios médicos y la salud, conociendo las problemáticas y desafíos relacionados con la atención de éstas en un contexto de discriminación institucional que Ustedes mismos, según me consta de su participación en la investigación que realizó el Colectivo Sol en 2011, han contribuido a visibilizar y lamentar; no podía sino rebelarme ante este uso sistemático, peligroso, descontrolado, de los datos clínicos y confidenciales de personas diagnosticadas en la CEC, sin el consentimiento de éstas (ya que la buena aplicación de las leyes existentes implica la resolución anónima de las pruebas de diagnóstico), sin ninguna precaución además, menos aún ante la falta de discreción, las formas autoritarias empleadas, los métodos agresivos del contacto, utilizados para llevar a cabo su proyecto; es decir, técnicas dignas de una empresa de telemarketing más que de profesionales de la educación sexual y de la intervención para la reducción del estigma entre las poblaciones vulnerables. Incluso contravienen a todas las reglas sistematizadas por Ustedes mismos en julio del 2011 – en su llamado “Modelo C.H.E.C.C.O.S”. 


Sus prácticas me pusieron en alerta: no soy un caso aislado, como subraya el reporte de David Kelvin a la CDHDF. Y si soy el único en haber puesto queja, es por el mismo desconocimiento de sus derechos en el que se encuentra sumida la mayoría de las minorías sexuales, por el estigma vinculado al VIH-sida y el silencio y el ocultamiento acerca del diagnóstico positivo, que a su vez implican una menor denuncia y la aceptación del autoritarismo, de la mala atención y de la discriminación en los centros de salud y especializados en la atención al VIH-sida. También, claro está, mi inclinación por denunciar estos hechos se vincula íntimamente con el conocimiento más preciso que yo tengo del derecho de las personas infectadas, por los trabajos que realicé últimamente acerca de este mismo preciso tema del estigma y la discriminación en servicios de salud, y por un compromiso personal con la mejora de la organización de la respuesta nacional y local a la epidemia. 


Su propuesta teórico-metodológica, que quedó condensada en su última versión del Modelo C.H.E.C.C.O.S, con los términos siguientes: “[orientamos] a que las personas se exploren a sí mismas, vivencien la recuperación de los sucesos trascendentes de su propio devenir existencial, relacional y de conformación de su ser, la aparición del VIH y las repercusiones desencadenantes. Incluyen contactos comunicacionales que logren que las personas se reencuentren con pensamientos contradictorios o un comportamiento en conflicto con sus creencias para el cuido de la salud, que la identifique como una necesidad a proteger, la verbalice, identifique opciones para ello, asuma un compromiso y lo realice.”, debe ser profundamente reorientada ya que los procesos en los que Ustedes involucran a las personas diagnosticadas engendran o pueden engendrar consecuencias desastrosas, precisamente las que Ustedes, desde Guadalajara, pretender controlar. 

Y sí, les confirmo: su llamada ha producido en mí, y supongo que en otras muchas personas menos interesadas y conscientes que yo del auto-estigma y de la reproducción de la discriminación y rechazo con el que uno da continuidad a la estigmatización social de la enfermedad y de las prácticas sexuales que se le asocia, unas fuertes dudas contradictorias, una inmensa rabia por tener que estar, por mi condición seropositiva y de pequeño contribuyente al SAT sin Seguro Social ni acceso a un mayor trato, teniendo que aguantar ya no sólo las consecuencias morales y sobre mi salud de la mala gestión de la CEC, sino sus mal resueltas acciones de prevención, tan alejadas de la realidad de la sociedad civil en nombre de la cual pretenden hablar y trabajar en CHECCOS. 


En este sentido, creo que mi queja individual también constituye un asunto de orden público, puesto que las prácticas que critico y denuncio 1) fueron realizadas en nombre de un Ente Público (la CEC, dependiente la Secretaría de Salud) y con presupuesto público; debiendo ser justificado la distribución de tal presupuesto ante la opinión pública y sus resultados o ausencia de resultados; 2) fomentan o pueden fomentar un grave empeoramiento de las condiciones de salud, salud mental y salud sexual de las personas, al provocar en ellas tantas distorsiones sin controlar las posibles consecuencias provocadas por las mismas y 3) esto último es debido a la baja preparación y falta de profesionalidad del personal colaborador de C.H.E.C.C.O.S., tal como quedó de manifiesto en mi caso: el señor V*** no estaba capacitado para ninguna contención emocional telefónica, su aproximación al tema del diagnóstico fue impertinente, teñida de un tono amenazante poco propio de la situación, en fin, que no han estado controlando ningún parámetro básico para que se diera una consejería en forma. Ahora bien, C.H.E.C.C.O.S. está cobrando a la Secretaría de Salud del Gobierno del D.F. por dar una prestación especializada, enfocada a la recuperación de usuarios no atendidos y la mejora de los servicios de consejería, con gente altamente cualificada para ello y atenta a las barreras del estigma y a limitar a revictimización – se supone-, por lo que considero que es de su obligación responsabilizarse por la mala gestión de mis datos personales primero (Ustedes han estado utilizando mi número teléfono celular para ponerse en contacto conmigo, cuando yo no lo proporcioné a la CEC), y segundo, por la masificada violación de los derechos de los usuarios del Servicio de Pruebas y Consejería de la Clínica Condesa que Ustedes, junto con ésta, han cometido, en el agravio del conjunto de los usuarios y pacientes que depositan su confianza en dicha institución a la hora de realizarse una prueba. 


Ustedes se declaran defensores de los derechos humanos de las personas positivas. En el caso del proyecto con la CEC, dudo de su objetividad y disposición para defender a la persona VIH+ ante una discriminación institucional o personal relacionada con la confidencialidad del diagnóstico positivo. En febrero, tras una reunión que tuvo la CDHDF en la CEC con Andrea González, un representante de C.H.E.C.C.O.S. y otro representante de Letra S., la primera me hizo llegar la Resolución de mi reclamación, con estos argumentos: 1) el Convenio entre la CEC y CHECCOS validaba la no-violación del anonimato; 2) yo había, por “razones personales”, “abandonado el tratamiento”; 3) y dado mi consentimiento para participar en un estudio de este tipo, un año y medio antes. Es poco el apoyo que Ustedes me brindaron, desde luego. 
 

1- Acerca del Convenio: les pido por favor me hagan llegar una copia simple de dicho Convenio, pero dudo mucho que éste pueda ser jurídicamente más vinculante para la Secretaría de Salud que las Normas Nacionales e Internacionales relativas a las pruebas de VIH-sida, Consejería y confidencialidad, las cuales exigen un cuidadoso manejo de los resultados del diagnóstico. Es dudoso que puedan existir formatos de consejería, rellenos por los propios consejeros, en donde se relacionan el nombre, el apellido y el teléfono personal del usuario de un servicio que, para evitar toda estigmatización y discriminación, debería preservar la confidencialidad (y para ello desarrollar sistemas de anonimización de los datos, para que éstos nada más puedan ser usados para fines estadísticos y de investigación. Las personas que dirigieron este estudio – Ustedes y la Coordinación del Programa de VIH-sida de esta ciudad, si bien entendí –, no sólo se tomaron mucha libertad a la hora de tratar con los datos de los usuarios, limitando sus derechos a la intimidad y al anonimato, sino que además actuaron de manera totalmente irresponsable; pudieron sabotear la vida laboral, familiar, social, etc., de los usuarios o ex usuarios, al ser tan poco cuidadosos de las condiciones sociales que pueden haber llevado a dichos individuos a alejarse de la CEC, si es que realmente se había alejado de ella y no eran las víctimas, también, de la mala gestión de los expedientes y de la atención de la propia Clínica. 


2- En cuanto al segundo argumento: precisamente, en el momento de la llamada que realizaron Ustedes, estaba esperando mi cita para ir a hacer el análisis de CD4 y carga viral del INER y luego volver a la CEC, en donde se habían perdido los anteriores resultados y mi expediente; es decir, no formaba parte de su población objetivo. La tardanza, entre abril del 2012, que en fui atendido por la primera vez por un médico en la CEC (resultados de CD4 y carga viral, que no vi, en mano) y el 7 de julio del 2012, en que finalmente se me abrió expediente en Trabajo Social para el Seguro Popular y me dieron un Carnet de la Clínica Condesa, junto con mi hoja de ayuda, se debe principalmente a la franca desatención en Trabajo Social (no me atendieron hasta que acudi con un amigo mexicano); a la mala atención médica que se me dio en la CEC, y a la desaparición del primer análisis de CD4 y carga viral, y no tanto a “cuestiones personales”, como lo invoca la CDHDF a partir de la reunión que tuvieron con Ustedes.
Me parece totalmente irresponsable, que personas de su organización, o individuos de otras organizaciones supuestamente defensoras de los derechos de las personas positivas, culpen al paciente de sus propios descuidos, como se hace en aquella Resolución de la CDHDF, para cubrir un trabajo mal hecho y una discriminación de esta tamaño, menospreciando de paso el derecho a la salud del ciudadano, y lo hacen abusando de su poder y de sus relaciones de compadrazgo. 


3- Es evidente que, inventando que firmé un formato de consejería proporcionando un teléfono celular para efectos de investigación posterior, ustedes se están protegiendo, o están protegiendo a la institución responsable, la CEC y/o la organización colaboradora. Es decir, protegen sus intereses personales, fundamentados en años de convenios más que en muestras de resultados positivos, solidificados gracias a sus relaciones estrechas con los administradores del programa de VIH-sida de esta ciudad, más que en acciones inspiradas por las vivencias de los ciudadanos que viven con VIH de esta ciudad y reflexionadas a partir de ellas. No existe ningún formato de consejería con mi teléfono celular y mi consentimiento para mi participación en estudios de salud pública como argumentaron Ustedes, los representantes de la CEC, mis ex- compañeros de proyecto de Letra S., ante la CDHDF el día 17 de diciembre del 2012. De existir tal formato, ¿por qué no se aportó prueba de ello, mediante copia simple, en aquel momento? Y ¿cómo se explica que, el 18 de diciembre del 2012, según se me dijo en Coordinación la última vez que acudí a realizar análisis y a ver a mi médico en la CEC, mi expediente salió y se perdió? El 20 de febrero, cuando acudí a la CEC para atenderme, todavía no había “vuelto” a aparecer mi expediente: intuyo fuertemente que la desaparición de mi expediente pretende:

a)  sancionarme por haber puesto una queja,

b) alejarme de una vez por todas de la CEC para evitar que observe y informe sobre la falta de profesionalidad del personal médico, la mala gestión de la confidencialidad y de los resultados de pruebas de diagnóstico, etc., etc.

c) borrar toda evidencia probatoria de la ausencia de consentimiento previo a la llamada por mi parte.


Ustedes, como organización de la sociedad civil, al participar de estas formas tan poco democráticas y de transparencia dudosa, están fomentando directamente la lesión de mi derecho a la salud a través de la negación de la atención médica y de la desaparición de mis resultados de pruebas CD4 y carga viral por parte de la CEC.

Obviamente pienso continuar reclamando por la triple discriminación de la que fui víctima a lo largo de mi proceso de diagnóstico y atención del mismo en la CEC, pero además pienso recordar ante la opinión pública, nacional e internacional, ante los profesionales y académicos mexicanos y extranjeros que investigan y trabajan sobre la cuestión del VIH, del estigma y de la discriminación, ante les personas seropositivas de acá y de más allá, que el estudio de recuperación que se llevó en la CEC no es sino uno más de los múltiples proyectos inútiles, mal planteados, sin efectos positivos comprobables, que por la corrupción, la falta de crítica y la aceptación de la mediocridad, nos vemos conducidos a ver realizados en México, y que deriva en la nula transformación de los condicionantes y determinantes de la expansión del VIH-sida en este país. Y lo voy a hacer porque creo que muchas vidas dependen de ello, porque de no hacerlo, mi propio enfrentamiento, diario, desde hace años, al VIH, perdería todo sentido.


Reciban un saludable y positivo saludo,


Reno*.  

Página de CHECCOS: http://www.checcos.org.mx/
El Modelo Checcos (versión de Julio de 2011), en: http://mex-910-g01-h.funsalud.org.mx/productos/inventario/guias/guia12.pdf
 
 

lunes, 20 de agosto de 2012

Funcionariado activista y recortes en la atención al Vih



Muchas veces, hablando con ustedes de mi situación, o al evocar mi critica visión del sistema del salud especializado (es decir, el gueto de leprosos del siglo XXI que somos, para los que no tienen los medios o la estabilidad laboral que les permita pagarse un seguro privado, un médico atento, una atención normalizada y globalizada) y de la medicina aquella que lo ve todo tan linear; tengo la impresión de que piensan que exagero, que miento, o que voy equivocado. Ahora bien, la situación es precaria, y urge cambiar de método y de ideología.

¿ANTIRETROVITALES PARA TODOS?
Hace un año en París, en el barrio gay próspero y tan turist-friendly del Marais, veía pancartas que recordaban los años 90: la política sanitaria de Sarkozy impedía el acceso a los seropositivos (ya basta de hipocresía: somos seropositivos, no es un estado transitorio, ni una mera "condición" cambiante, ya que es para toda la vida, como bien recuerdan insistentemente los médicos en la Condesa desde la primera visita del recien diagnosticado - ¿qué es eso de "personas que viven con VIH"?? sino una imagen refleja de la discriminación que tanto pesa eliminar) a los servicios de salud universal... O sea que, quedándose sin empleo, uno se queda rápidamente sin los medios para pagarse sus pastillitas. Pero, además, al perder la seguridad social al cabo de un breve tiempo de no participar en esta vorágine de producción y consumo, pierde la posibilidad de seguir sus tratamientos y visitas médicas.

Ya está. El primer mundo sigue al país de las libertades individuales y de los grandes principios republicanos: en España, la reforma sanitaria llegó con Rajoy a los mismos puntos (aunque seguramente, con efectos más importantes, si consideramos la crisis económica y la existencia de un 25% de la población activa inscrita en los registros del desempleo). No habrá antiretrovirales ni atención sanitaria para los seropositivos pobres y sin seguro, pero además se limita la atención de la Seguridad Social para los derechohabientes seropositivos, la cual, tras 10 años de superavit debido al alza de altas de inmigrantes trabajadores, ahora no sabe como acabar con su déficit que se debe a la mala gestión de la sanidad pública por parte del gobierno de centro-izquierda de Zapatero. Pagarán los mismos pobres de siempre, a quienes se les responsabilizará una vez más de su mala suerte. El recorte se llama muerte adelantada para los que ya empezaron los tratamientos ARV ya que, una vez dejados, según dicen nuestros sacerdotes del siglo XXI, el VIH muta y se fortalece.

Acá va un link sobre este tema, aunque la web está repleta de artículos y reacciones: http://tomalapalabra.periodismohumano.com/2012/05/10/acciones-en-toda-espana-ante-la-nula-respuesta-del-gobierno-al-sida/

Unos pocos jóvenes, al parecer hasta ahora desligados de los movimientos LGBT y de lucha anti-sida, hicieron mobs y actividades performativas para recordar que RECORTE=SIDA=MUERTE.

ACTIVISTAS FUNCIONARIOS Y MÉDICOS SACERDOTES
Mientras, en México, los recursos se siguen derivando hacia los "activistas", vueltos funcionarios e ideológos del sistema estatal y médico, que sigue ofreciendo una pésima atención a los demás factores que pueden mejorar la vida de los que llevan el retrovirus en el cuerpo. Estos mismos "activistas" reclaman más recursos para sus trabajos, cuyos resultados en términos de conciencia y prevención parecen muy inciertos y bien escasos (véanse el discurso en demanda de mayor esfuerzo presupuestario estatal de Juan Jacobo Hernández). 
Parecen no haberse enterado de que allá donde existió, murió el Estado de Bienestar, ni tomar conciencia todavía de que el Papá Estado ya no quiere ni puede centralizar la responsabilidad, ni responder al problema. En México, incluso me inclinaría a pensar, dados los datos recabados por el Instituto Nacional de Salud Pública (en la reciente encuesta de seroprevalencia más grande y completa que se hizo en este país) que, al igual que para la narco-corrupción, se le ha ido, y mucho, de las manos.

Estos días en pleno Paseo de la Reforma, unos pocos iluminados recordaban que 20 millones de mexicanos que lo necesitan siguen sin estar cubiertos por el Seguro Popular, verdadera farsa política que tiene pinta de acabar cuando llegue el nuevo presidente priista. La reforma neoliberal del sistema sanitario que se avecina, en México como en el resto del mundo globalizado, podría tener consecuencias desastrosas sobre una atención especializada ya de por si pésima, desigual, discriminatoria y contraditoria.

En su informe, la Comisión de Derechos Humanos menciona diversos casos, en la misma Condesa, de personas que no dejaron atenderse, a quienes se les dijo que vayan buscándose un seguro privado que les pague la atención al VIH. Y eso que la Condesa se beneficia de una buena reputación, pese a la mejorable atención médica y a la ineficacia desabusada de las trabajadoras sociales que rellenan los formatos de solicitud del Seguro Popular...claro es, los activistas que se nutren del VIH no deben acudir mucho a la Condesa, ni necesitan de Seguro Popular: tienen trabajo fijo, y saben que "la demanda" crece, con lo que sus futuros quedan asegurados de alguna manera (si desapareciera el VIH-sida, ¿qué harían?). Para ellos no hay crisis: tienen trabajo por años!!!

No, no estoy diciendo mentiras: unos viven del VIH, otros viven con VIH, algunos muchos siguen muriéndose por el estigma y la discriminación, y ésta es la triste historia de la lucha contra el sida.

Se augura y vislumbra ya la misma situación en México que en Francia o en España: peor, el tandem de colectivos de lucha anti-sida e instituciones públicas, que trabajan de la mano, han incentivado una respuesta irresponsable por parte de la gente que tiene VIH, al hacer hincapié en que una carga indetectable es sinónima de riesgo casi nulo de infección, lo que por una parte incentiva una mayor medicación, innecesaria para los recien infectados (se sabe de muchísimos casos, nunca relatados, de gente que vivió años sin tratamientos, bien por que no existían, bien porque no los querían, bien porque no tenían acceso; existen y se podrían desarrollar y aplicar otros tratamientos, alternativos, naturales y mucho menos costosos, al igual que se está haciendo para el cáncer, pero no les interesa que se hable de ello a los que se benefician social o económicamente de esta situación), y por otra esconde un círculo vicioso, de irresponsabilidad y falta de protección por parte de los pacientes-seropositivos, de aprovechamiento lucrativo por parte de muchos actores del tema vih-sida. No es sorprendente que en esta tesitura no baje la mortalidad por VIH-sida, y que la seroprevalencia haya llegado al histórico y morboso nivel de 17%.

CAMBIAR EL DISCURSO, CRITICAR LA MEDICALIZACIÓN DEL VIH
Es hora de reaccionar, es hora de cambiar de discurso! No meramente es responsable el envejecido Estado, sino los que tanto dependen de él y del cuerpo médico para guiar sus consignas y medidas.

Es hora de dejar de pensar que uno, tomando una pastilla, ya tiene arreglada su vida. Lo único que esto fomenta es la irresponsabilidad, la falta de conciencia y la dependencia.

Es hora quizas, de buscar apoyos en el sector privado: en México todavía son escasas las experiencias de alianzas con el sector privado no asociativo, cuando estrategias como las del Sindicato de Empresas Gays (SNEG), el mayor grupo LGBT en Francia, formado por comerciantes-activistas gays en los años 90, han demostrado resultados (y ellos conservan independiencia económica y discursiva, al no depender de los recursos del Estado ni de las instituciones médicas).

Es hora de dejar la mentira y la corrupción; es el momento para cesar este pequeño poderío, este mezquino juego con nuestras vidas: tenemos derecho a saber que ya están empezando a escasear hasta los recursos catastróficos, como recordaban desde el Instituto Nacional de Salud Pública hace unas semanas en una reunión de presentación de los resultados del proyecto del Fondo Mundial por la Salud. Y tenemos derecho a alejarnos de ese sacerdocio médico que sustituye en la moral y en nuestro cuerpo a la Iglesia Católica: no todo depende ni se soluciona por la vía médica-occidental. El mismo modo de vida al que están abocados los gays y bisexuales, de clandestinidad y fiesta, de alcohol y estigma, también es parte del problema.

Es hora de repartir entre los que más necesitan, en vez de gastar por doquier y sin conciencia y de enriquecer a los laboratorios privados: de pedir al Estado que garantice el suministro de tratamientos, condones y recursos humanos, por ejemplo mediante la formación de laboratorios y de investigadores que proporcionen sus propios medios y métodos, para dejar por fin, mañana o pasado, la dependencia y la fabricada escasez a los que nos someten las carísimas patentes extranjeras. 

Es hora de ser críticos, y de ser autocríticos. De dejar el funcionariado para volverse activistas, de crear un movimiento de conciencia, que vaya más allá de las broncas personales y de los aprovechamientos individuales. ¿Acaso los que luchan por una vivienda digna, las que levantan su voz a favor de la memoria histórica (por dar algunos ejemplos), acá y allá, cobran por su trabajo de concientización y movilización? Muchos dejaron de ser militantes: cobran su "voluntaria" contribución a precios elevados, controlan su mercado de ayudas y subvenciones, y por poco se dejan engañar.

¡Basta ya de tanto silencio e hipocresía!
Y perdón si ofendí a alguien, pero yo no me puedo quedar callado ante tanta ineficacia e indiferencia, ante esta mentira organizada!

(Mail mandado el 13 de junio de 2012)

Reno.


Próxima entrada: Sarkozy y Carla en la lucha anti-sida


La falta de anonimato en la Clínica Condesa

Hace unos dos meses, mandé un mail a una parte de mis amig@s y (ex)compañeros de vida, trabajo y camino para compartir una reflexión sobre la atención social, política y sanitaria al VIH en México, España y Francia y acerca de las ideologías sobre las cuales dicha atención se fundamentaba.
Iniciando la crítica del sacerdocio médico
Me parecía altamente criticable la mentira y la omisión hacia los pacientes acerca de los cuidados posibles y alternativos, o del contexto económico de estos a medio plazo, la centralidad del médico-sacerdote en la atención y tratamiento del VIH, la necesidad de romper con el tinglado de provecho y aprovechamiento del cual viven y muy bien algunos dizque activistas, médicos y actores del sistema de salud pública, mientras van escaseando cada vez más los recursos materiales y sociales para la atención global del problema. Emprendía, entre otras cosas, una crítica de las prácticas y discursos circulares que obvian la existencia de tratamientos no-antiretrovirales para el mantenimiento de una buena salud de la persona infectada, desresponsabilizando a ésta de un cuidado global para mejorar su vida social, salud física y mental.  
 
Las respuestas fueron variadas: 

- La más usual fue el silencio, nunca supe si fue de condena o por miedo a exponerse
- Algun@s poc@s amig@s me ofrecieron apoyo para ampliar la crítica, aportar nuevos argumentos, complejizar mi argumentación, repartir información, divulgar e informarnos mejor
- Otr@s ni siquiera se lo leyeron, tan perdidos en comentarios muy útiles en las llamadas "redes sociales" que como todo lo que nos toca en este mundo contemporáneo, son tan frágiles y precarias. En fin...entiendo que mi posición vital no es el centro de la existencia de los demás

- Otras escasas personas me llamaron la atención sobre la falta de rigor de mi argumentación, invitándome a repensar algunos elementos de ésta.
         
- Andrea Gónzalez, la directora actual de la Clínica Condesa, con quien no tengo ningun trato personal ni conozco más que por su cargo, y a quien le llegó mi mail por alguna terceras personas, se lo tomó de una manera personal e hizo una respuesta pública y escasa a parte de mis argumentos en la presentación de unos libros en la Comisión de Derechos Humanos del DF, arguyendo que México seguía teniendo resultados - en cuanto a número de casos (en aumento) y mortalidad (que no disminuye) - parecidos a otros países de América Latina, Asia, África (no citó Europa), desresponsabilizandose de tales resultados mórbidos. Ni que decir que su respuesta obvia otros resultados más positivos en algunos países de Europa...y que por una vez el malinchismo académico podría ser fuente de nuevas enseñanzas en México.

 - Otros cercanos me hablaron de un proyecto de la Condesa acerca de los "desaparecidos" de la Clínica (gente diagnosticada positiva y que trás el diagnóstico no vuelven para atenderse) que se estaría llevando a cabo en breve, y al cual podría, quizás, participar en algun modo, ayudando a elaborar el cuestionario, por ejemplo. 

  - Mis ex-compañeros del Colectivo Sol, obviamente muy tocados por mi denuncia del mercado del ViH del cual se nutren muchos activistas, por toda respuesta me dijeron que no les había llegado dicho mail (pero si la noticia de este??), o que éste les había llegado como SPAM. Me prometieron una respuesta que nunca  llegó.
Una pequeña precisión: el mail que mandé hace dos meses no estaba dirigida a las personas que actúan en la atención social o sanitaria del VIH-sida, sino a sus ideologías o prácticas, y las consecuencias (en buena parte no buscadas) mórbidas de éstas. Si se lo tomarón de forma tan personal, será por algo...

Derecho a la información y derecho al anonimato

Finalmente, cuando volví a la Clínica Condesa para atenderme, tanto las personas de Trabajo Social como la médica (no la misma) me recibieron con los brazos abiertos. Desapareció de manera extraña el primer expediente abierto tras hallar la última prueba que realicé en la Clínica a finales de marzo del año pasado, desapareció también lo consignado por la primera médica que me mal-atendió, no supieron siquiera decirme quién había sido, y nunca hallaron los resultados de mi primer estudio de CD4 y carga viral, del cual no me dieron copia y que no pude ver personalmente en ningún momento: ¿borrón y cuenta nueva para asegurar la buena imagen de la Clínica evitando que las malas prácticas médicas no puedan divulgarse? (Resulta que así pierdo yo un tiempo precioso para el seguimiento de la evolución del retrovirus (que no virus) en mi cuerpo).

El paciente tiene, en la Clínica Condesa como en cualquier otra parte de la República, derecho a información sobre su estado de salud, derecho de consulta de su expediente médico, y derecho a decidir sobre su salud y el tipo de atención que se le está proponiendo. Pero también tiene derecho al anonimato y en este sentido, la Ley de Protección de Datos lo ampara, tenga o no VIH. 

Ahora bien, hace un momento recibí una llamada a mi teléfono celular y personal, de un tal Señor Villanueva desde el número de teléfono 5548224786, quien tras presentarse y preguntar por mí (con una exactitud exagerada), me preguntó si estaba atendido por la Clínica Condesa, ya que mi expediente aparecía entre los casos de personas que "desaparecieron" en el último año. También me preguntó si me atendía en otro lado, si estaba tomando antiretrovirales, antes incluso de que pudiera yo entender lo qué estaba pasando. Me pareció mucha indiscreción...e incorrección.

Resulta que yo nunca di a nadie en la Condesa mi teléfono celular: alguien, entre mis conocidos, dio mi teléfono celular para que el grupo de personas que está llevando a cabo el estudio sobre los "desaparecidos de la atención y cuidado de la Condesa" como los llamo yo, pudiera contactar conmigo e invitarme a participar en dicho estudio (encuesta) y entender los motivos por los cuales uno se va alejando de la atención sanitaria de la Condesa. En cualquier caso no podría yo contestar la encuesta dado que la deontología sociológica no permite ser a la vez observador y observado; y como me tomo mi profesión muy a pecho, que el tema me afecta muy personalmente, sería totalmente sesgada mi contestación. Eso sí: me parece sumamente importante que se lleve a cabo este estudio para poder mejorar la atención y la prestación de servicios en la Clínica Condesa de la Ciudad de México, en este sentido sin duda una de las mejores de este país y con gusto colaboraría a dicho estudio, pero no desde mi experiencia personal, sino a partir de las reflexiones que ya mencioné.

Pero esta misma llamada a mi teléfono celular es una prueba de que no se está preservando el derecho al anonimato y que se están usando datos personales sin la autorización de las personas involucradas. Más aún: que alguien tuvo el descaro de proporcionar sin avisarme un dato altamente personal como lo es mi teléfono celular. Por otra parte, queda claro que mi diagnóstico es ya totalmente público al vincularse tan fácilmente con mi nombre completo y teléfono personal.

Ahora bien, como le respondí al señor Villanueva cuando me dijo que si tenía dudas que aclarar acerca de este procedimiento, me podía acercar al módulo de trabajo donde están llevando el dichoso estudio; cuando yo "desaparecí" en abril tras un diagnóstico positivo que nunca fui a recoger porque ya me encontraba en París - donde me dieron un resultado indeterminado (una vez más), contradiciendo dicho diagnostico positivo de la Condesa- y volvía a engordar y a sentirme mucho mejor, nadie en la Condesa me llamó para saber si no me estaba muriendo en alguna esquina (claramente no lo podían hacer ya que en los expedientes vinculados a las pruebas Elisa y Western Blot, no se consignan datos de contacto, salvo la dirección postal, según me parece, lo cual demuestra que mi teléfono nunca fue consignado por mí, sino por otra persona que me conoce).

VIH: información, responsabilización y conciencia
Precisamente en estos días estaba preparando varias crónicas, algunas informativas, de reflexiones y lecturas, sobre la atención médica en general, el sacerdocio médico del milenio en particular, apoyándome en varias experiencias propias y ajenas, en el estudio de Ivan Illich de los años 70 sobre la expropiación de la salud, el cual aporta muchos datos, argumentos e ideas que alimentan mi reflexión poco argumentada de hace dos meses. Estas reflexiones vendrían colgadas en este nuevo blog de información, divulgación, denuncia con un afán de aportar e intercambiar visiones críticas sobre las vivencias, las acciones y la conciencia de quienes vivan con VIH. 
La llamada que recibí hoy me incentiva a llevar mi protesta a otros ámbitos: ya sí, estoy decidido a denunciar las prácticas de manejo de la información de la Condesa, y ya no sólo entre mis cuates activistas, seropositivos, científicos sociales, médicos y psicólogos, sino en las entidades encargadas del respeto de los derechos humanos y de protección de datos, tanto a nivel local y nacional (Comisión Nacional, CONAPRED, CONAMED, entre otras instancias) como internacional; así como en este blog.

Porque una cosa es que yo decida romper con la hipocresía y exponer mi caso para argumentar sobre la poca reflexionada atención al problema del VIH, y otra bien distinta es que otras personas hagan público y en mi lugar mi diagnóstico, o se permitan usar mis datos personales para llevar a cabo una encuesta, más cuando no tienen la valentía ni de avisarme ni de hacer pública su propia situación respecto del VIH, de su participación en la mercantilización y medicalización de la atención al VIH, o en la sesgada información al paciente afectado, ni sean capaces, al menos, de admitir su responsabilidad, complicidad e ineficacia respeto de la lucha contra el VIH-sida en este país.

Cuelgo por tanto este mismo mail, con algunos retoques, como primera crónica, en este blog. Ya que solo con información crítica, responsabilización y conciencia podremos recuperar una lucha que es de todos y no sólo de unos "activistas-funcionarios" que - para muchos de ellos - no viven con VIH sino que viven del VIH.

Saludos, achuchones, caricias y carantoñas...
Reno.