Muchas
veces, hablando con ustedes de mi situación, o al evocar mi critica
visión del sistema del salud especializado (es decir, el gueto de
leprosos del siglo XXI que somos, para los que no tienen los medios o la
estabilidad laboral que les permita pagarse un seguro privado, un
médico atento, una atención normalizada y globalizada) y de la medicina
aquella que lo ve todo tan linear; tengo la impresión de que piensan que
exagero, que miento, o que voy equivocado. Ahora bien, la situación es
precaria, y urge cambiar de método y de ideología.
Próxima entrada: Sarkozy y Carla en la lucha anti-sida
¿ANTIRETROVITALES PARA TODOS?
Hace
un año en París, en el barrio gay próspero y
tan turist-friendly del Marais, veía pancartas que recordaban los años
90: la política sanitaria de Sarkozy impedía el acceso a los
seropositivos (ya basta de hipocresía: somos
seropositivos, no es un estado transitorio, ni una mera "condición"
cambiante, ya que es para toda la vida, como bien recuerdan
insistentemente los médicos en la Condesa desde la primera visita del
recien diagnosticado - ¿qué es eso de "personas que viven con VIH"??
sino una imagen refleja de la discriminación que tanto pesa eliminar) a
los servicios de salud universal... O sea que, quedándose sin empleo,
uno se queda rápidamente sin los medios para pagarse sus pastillitas.
Pero, además, al perder la seguridad social al cabo de un breve tiempo
de no participar en esta vorágine de producción y consumo, pierde la
posibilidad de seguir sus tratamientos y visitas médicas.
Ya está. El primer
mundo sigue al país de las libertades individuales y de los grandes
principios republicanos: en España, la reforma sanitaria llegó con Rajoy
a los mismos puntos (aunque seguramente, con efectos más importantes,
si consideramos la crisis económica y la existencia de un 25% de la
población activa inscrita en los registros del desempleo). No habrá
antiretrovirales ni atención sanitaria para los seropositivos pobres y
sin seguro, pero además se limita la atención de la Seguridad Social
para los derechohabientes seropositivos, la cual, tras 10 años de
superavit debido al alza de altas de inmigrantes trabajadores, ahora no
sabe como acabar con su déficit que se debe a la mala gestión de la
sanidad pública por parte del gobierno de centro-izquierda de Zapatero.
Pagarán los mismos pobres de siempre, a quienes se les responsabilizará
una vez más de su mala suerte.
El
recorte se llama muerte adelantada para los que ya empezaron los
tratamientos ARV ya que, una vez dejados, según dicen nuestros sacerdotes del siglo XXI, el VIH muta
y se fortalece.
Acá va un link sobre este tema, aunque la web está repleta de artículos y reacciones:
http://tomalapalabra.periodismohumano.com/2012/05/10/acciones-en-toda-espana-ante-la-nula-respuesta-del-gobierno-al-sida/
Unos
pocos jóvenes, al parecer hasta ahora desligados de los movimientos
LGBT y de lucha anti-sida, hicieron mobs y actividades performativas
para recordar que RECORTE=SIDA=MUERTE.
ACTIVISTAS FUNCIONARIOS Y MÉDICOS SACERDOTES
Mientras,
en México, los recursos se siguen derivando hacia los "activistas",
vueltos funcionarios e ideológos del sistema estatal y médico, que sigue
ofreciendo una pésima atención a los demás factores que pueden mejorar
la vida de los que llevan el retrovirus en el cuerpo. Estos mismos
"activistas" reclaman más recursos para sus
trabajos, cuyos resultados en términos de conciencia y prevención
parecen muy inciertos y bien escasos (véanse el discurso en demanda de
mayor esfuerzo presupuestario estatal de Juan Jacobo Hernández).
Parecen no haberse enterado de que
allá donde existió, murió el Estado de Bienestar, ni tomar conciencia
todavía de que el Papá Estado ya no quiere ni puede centralizar la
responsabilidad, ni responder al problema. En México, incluso me
inclinaría a pensar, dados los datos recabados por el Instituto Nacional
de Salud Pública (en la reciente encuesta de seroprevalencia más grande
y
completa que se hizo en este país) que, al igual que para la
narco-corrupción, se le ha ido, y mucho, de las manos.
Estos
días en pleno Paseo de la Reforma, unos pocos iluminados recordaban que
20 millones de mexicanos que lo necesitan siguen sin estar cubiertos
por el Seguro Popular, verdadera farsa política que tiene pinta de
acabar cuando llegue el nuevo presidente priista. La reforma neoliberal
del sistema sanitario que se avecina, en México como en el resto del
mundo globalizado, podría tener consecuencias desastrosas sobre una
atención especializada ya de por si pésima, desigual, discriminatoria y
contraditoria.
En
su informe, la Comisión de Derechos Humanos menciona diversos casos, en
la misma Condesa, de personas que no dejaron atenderse, a quienes se
les
dijo que vayan buscándose un seguro privado que les pague la atención
al VIH. Y eso que la Condesa se beneficia de una buena reputación, pese a
la mejorable atención médica y a la ineficacia desabusada de las
trabajadoras sociales que rellenan los formatos de solicitud del Seguro
Popular...claro es, los activistas que se nutren del VIH no deben acudir
mucho a la Condesa, ni necesitan de Seguro Popular: tienen trabajo
fijo, y saben que "la demanda" crece, con lo que sus futuros quedan
asegurados de alguna manera (si desapareciera el VIH-sida, ¿qué harían?).
Para ellos no hay crisis: tienen trabajo por años!!!
No,
no estoy diciendo mentiras: unos viven del VIH, otros viven con VIH,
algunos muchos siguen muriéndose por el estigma y la discriminación, y
ésta es la triste historia de la lucha contra el sida.
Se augura y
vislumbra ya la misma situación en México que en Francia o en España:
peor, el tandem de colectivos de lucha anti-sida e instituciones
públicas, que trabajan de la mano, han incentivado una respuesta
irresponsable por parte de la gente que tiene VIH, al hacer hincapié en
que una carga indetectable es sinónima de riesgo casi nulo de infección,
lo que por una parte incentiva una mayor medicación, innecesaria para
los recien infectados (se sabe de muchísimos casos, nunca relatados, de
gente que vivió años sin tratamientos, bien por que no existían, bien
porque no los querían, bien porque no tenían acceso; existen y se
podrían desarrollar y aplicar otros tratamientos, alternativos,
naturales y mucho menos costosos, al igual que se está haciendo para el
cáncer, pero no les interesa que se hable de ello a los que se
benefician social o económicamente de esta situación), y por
otra esconde un círculo vicioso, de irresponsabilidad y falta de
protección por parte de los pacientes-seropositivos, de aprovechamiento
lucrativo por parte de muchos actores del tema vih-sida. No es
sorprendente que en esta tesitura no baje la mortalidad por VIH-sida, y
que la seroprevalencia haya llegado al histórico y morboso nivel de 17%.
CAMBIAR EL DISCURSO, CRITICAR LA MEDICALIZACIÓN DEL VIH
Es
hora de reaccionar, es hora de cambiar de discurso! No meramente es
responsable el envejecido Estado, sino los que tanto dependen de él y
del cuerpo médico para guiar sus consignas y medidas.
Es
hora de dejar de pensar que uno, tomando una pastilla, ya tiene
arreglada su vida. Lo único que esto fomenta es la irresponsabilidad, la
falta de conciencia y la dependencia.
Es
hora quizas, de buscar apoyos en el sector privado: en México
todavía
son escasas las experiencias de alianzas con el sector privado no
asociativo, cuando
estrategias como las del Sindicato de Empresas Gays (SNEG), el mayor
grupo LGBT
en Francia, formado por comerciantes-activistas gays en los años 90,
han demostrado resultados (y ellos conservan independiencia
económica y discursiva, al no depender de los recursos del Estado ni de
las instituciones médicas).
Es
hora de dejar la mentira y la corrupción; es el momento para cesar este
pequeño poderío, este mezquino juego con nuestras vidas: tenemos
derecho a saber que ya están empezando a escasear hasta los recursos
catastróficos, como recordaban desde el Instituto Nacional de Salud
Pública hace unas semanas en una reunión de presentación de los
resultados del proyecto del Fondo Mundial por la Salud. Y tenemos
derecho a alejarnos de ese
sacerdocio médico que sustituye en la moral y en nuestro cuerpo a la
Iglesia Católica: no todo depende ni se
soluciona por la vía médica-occidental. El mismo modo de vida al que
están abocados los gays y bisexuales, de clandestinidad y fiesta, de
alcohol y estigma, también es parte del problema.
Es
hora de repartir entre los que más necesitan, en vez de gastar por
doquier y sin conciencia y de enriquecer a los laboratorios privados: de
pedir al Estado que garantice el suministro de tratamientos, condones y
recursos humanos, por ejemplo mediante la formación de laboratorios y
de investigadores que proporcionen sus propios medios y métodos, para
dejar por fin, mañana o pasado, la dependencia y la fabricada escasez a
los que nos someten las carísimas patentes extranjeras.
Es
hora de ser críticos, y de ser autocríticos. De dejar el funcionariado
para volverse activistas,
de crear un movimiento de conciencia, que vaya más allá de las broncas
personales y de los aprovechamientos individuales. ¿Acaso los que luchan
por una vivienda digna, las que levantan su voz a favor de la memoria
histórica (por dar algunos ejemplos), acá y allá, cobran por su trabajo
de concientización y movilización? Muchos dejaron de ser militantes:
cobran su "voluntaria" contribución a precios elevados, controlan su
mercado de ayudas y subvenciones, y por poco se dejan engañar.
¡Basta ya de tanto silencio e hipocresía!
Y
perdón si ofendí a alguien, pero yo no me puedo quedar callado ante
tanta ineficacia e indiferencia, ante esta mentira organizada!
(Mail mandado el 13 de junio de 2012)
Reno.